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Yo como epicentro del cambio

En el entorno laboral, ser el epicentro del cambio es una poderosa filosofía que podemos aplicar desde la psicología sistémica para promover una cultura activa y fortalecedora en nuestro departamento. En este artículo, exploraremos cómo podemos evolucionar como individuos y cómo conectar con nuestros colegas a través de las fortalezas, la valentía y el reconocimiento positivo. Descubramos cómo esta mentalidad transformadora nos permite enfrentar barreras y conflictos con determinación, proponer ideas, aprender de los errores y evolucionar como equipo.

Evolucionando las barreras y los conflictos:

Como epicentro del cambio, comprendemos que las barreras y los conflictos son parte natural de cualquier entorno laboral. Sin embargo, es esencial cambiar nuestra mentalidad y enfoque para abordarlos de manera constructiva. A través de la psicología sistémica, podemos reconocer cómo nuestras acciones y reacciones influyen en estos desafíos. Asumir la responsabilidad de nuestra parte en los conflictos y buscar soluciones colaborativas es el primer paso para evolucionar y convertirnos en agentes de cambio positivo.

Aplicando la mentalidad de fortalezas:

En lugar de enfocarnos en debilidades y limitaciones, podemos aplicar la mentalidad de fortalezas para solventar retos. Identificar y utilizar nuestras habilidades y capacidades nos da la confianza para atrevernos a proponer ideas innovadoras y enfrentar desafíos con valentía. Reconocer y apreciar las fortalezas de nuestros colegas también crea un ambiente de apoyo y colaboración, fomentando una cultura de mejora continua.

La valentía de atreverse:

Ser el epicentro del cambio implica atreverse a salir de nuestra zona de confort. A veces, esto significa proponer nuevas ideas, asumir riesgos y enfrentar la posibilidad de equivocarnos. Al aplicar la mentalidad de fortalezas, comprendemos que somos capaces y competentes para enfrentar estos retos. La valentía de atreverse a actuar y evolucionar nos impulsa hacia adelante, generando un impacto positivo tanto en nosotros mismos como en el equipo.

Conectando desde logros y fortalezas:

Cuando reconocemos y celebramos los logros y fortalezas de nuestros colegas, fortalecemos los vínculos y creamos un ambiente de confianza y apoyo mutuo. Conectar a través de los éxitos fomenta una cultura en la que todos se sienten valorados y motivados a seguir creciendo y contribuyendo al departamento.

Juego de conectividad: Conocer al otro para apalancarnos mutuamente:

Para apalancarnos en los demás, es crucial conocerlos más allá de lo superficial. Implementar dinámicas de juego de conectividad o actividades que permitan a los miembros del equipo compartir experiencias, intereses y metas personales, facilita la empatía y la comprensión mutua. Al conocer mejor a nuestros colegas, nos volvemos más efectivos en nuestro trabajo conjunto.

Reconocimiento positivo y gratitud:

El reconocimiento positivo y la gratitud son fundamentales para fomentar una cultura activa y fortalecedora. A través de un feedback y feedforward efectivo, expresamos aprecio por el esfuerzo y los logros de nuestros colegas. Esta práctica refuerza comportamientos positivos y motiva a seguir creciendo y mejorando en equipo.

Ser el epicentro del cambio desde la psicología sistémica nos empodera como individuos y como parte de un equipo. Evolucionar nuestras barreras y conflictos, aplicar la mentalidad de fortalezas, atrevernos a proponer, aprender y evolucionar, y conectar desde logros y fortalezas, son elementos esenciales para crear un ambiente laboral activo, fortalecedor y colaborativo. Reconocer positivamente a nuestros colegas y apalancarnos en sus capacidades nos impulsa a alcanzar resultados más significativos y satisfactorios como equipo. Al adoptar esta mentalidad transformadora, creamos un departamento en el que todos contribuyen activamente al cambio positivo y al crecimiento constante.

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